1. Cuando tu hijo se cae o se pega ...y supuestamente lo estabas vigilando.
Habrá muchas ocasiones en las que tus hijos se van a caer o se van a pegar con algo, pero no hay nada peor como papá, que esto pase mientras lo estas vigilando. Puedes estar viéndolos fijamente y en el segundo que te distraes, tu hijo se cae, rueda, se golpea, llora, y finalmente te sientes el peor padre de la historia de la humanidad. "You had one job."
2. Cuando no entiendes lo que tu hijo te trata de decir.
Mi hija esta a punto de cumplir dos años y mi hijo esta en los seis meses de edad. Mi hija entiende lo que le digo y dice algunas palabras. Mi hijo es una bolita que apenas se puede quedar sentado y le encanta practicar su sonrisa social y su comunicación es sencilla. En cambio, para mi hija su comunicación esta basada en idioma bebé. Normalmente ella y yo nos comunicamos bien, pero ha habido ocasiones en las que "habla y habla" y yo por más que me esfuerzo en entenderla, no logro comprender lo que me trata de decir. En algunas ocasiones he notado como se desespera, y no dudo que ya me haya dicho uno que otro insulto en idioma bebé. Aprender a descifrar su lenguaje no verbal es lo que me ha ayudado en varias ocasiones, en otras, nada más no sé que me esta tratando de decir. Aunque al final logres, o no, entender lo que tu hijo te quería decir, por un momento de ese proceso de comunicación fallida es imposible no sentirse un mal padre.
3. Cuando tu hijo no quiere comer nada.
Se que es normal que a los niños no les guste comer todos los alimentos. Como papá intentarás darle a probar de todo. Habrá cosas que les gustarán y otras no. Pero al final de cuentas, los bebés son personas (chiquitas) y pueden cambiar de opinión. Quizás tu hijo se coma su comida favorita siempre que se la des, pero habrá ocasiones en las que no querrá probar ni un bocado. Con mi hijo no tenemos problema, sólo toma leche. Pero con mi hija, aunque come bien, hay ocasiones en las que no quiere comer la comida que le gusta y mucho menos probar comida que nunca ha comido.
Y como papá te preocupas y piensas que algo estás haciendo mal. Normalmente mi hija como de todo, bueno, menos algunos vegetales. Ama las frutas, los cereales, el pan, la carne, el huevo, etc. Aunque no nos sucede tan seguido, hay días que mi hija se niega a comer, y aquí recurro al intercambio: -"¿Hija, quieres un dulce? (misteriosamente el apetito para los dulces jamás desaparece) , "Tiiiiiiiiiii", "Ok, comete tu comida y te lo doy"-. Normalmente funciona. ¿Buena práctica? ¿mala práctica? No lo sé, lo que sí se es que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
4. Cuando no te llegan los memos de como ser papá.
Juntarse con otros papás en entrenamiento y compartir las experiencias es enriquecedor... casi siempre. Hay ocasiones en donde tu dices, "yo hago esto así con mi hijo" y te responden -"¡Qué! ¡Cómo es posible! "El método mengano dice que lo debes hacer de esta otra manera y debes hacerlo entre el mes 5 y 6 de vida, porque si no el método deja de funcionar y entonces deberás intentar el método zutano"-. ¡Maldición! En esos momentos me dan ganas de decir: "Perdón, no me llego el memo de lo 4 meses de edad sobre el método mengano".
Lo que he aprendido en estos casi dos años es que cada papá va a su ritmo y aprende en base a su experiencia y posibilidades. Hasta la fecha no he encontrado el instructivo de mis hijos y no me ha llegado ningún memo sobre que hacer cada mes. Aunque existen páginas webs que quieren funcionar como manuales, y buscan decirte que hacer mes con mes; la realidad es que no los sigo; por que de alguna manera creo que pueden condicionar y predisponer a los papás a ser de una forma determina. Y a mi parecer así no debe funcionar esto.
Lo que sí hacemos, es que durante el primer año de vida llevamos a nuestros hijos, mes con mes, con el pediatra y monitoreamos su desarrollo. Escuchamos las recomendaciones del médico y le platicamos lo que estamos haciendo (bien o mal). Hablando con médicos, he confirmado que no hay un estándar, todos los niños se desarrollan de diferente manera y a diferentes tiempos. Así que, papás, mientras no haya instructivos todos haremos las cosas lo mejor que podamos, y no nos hagan sentir el peor padre del año por no saber el método de moda.
No hay nada peor que estar en un lugar público, cerrado, en silencio y que de repente la paz y tranquilidad se ven interrumpidas por que tu hijo comenzó a llorar de manera incontrolable. Lo primero que yo hago es ver a la gente que me rodea y les digo: -"¡Qué! ¿Nunca han visto a un niño llorar?"
Mentira. Eso quisiera decirles, pero la realidad es que lo primero que hago es saber el motivo del llanto y trato de calmar a mi hijo. En ocasiones el llanto no para y no me queda de otra que salirme con él para evitar que las gente me siga viendo como el papá que no respeta el silencio y la tranquilidad de las personas.
Yo sé que puede ser molesto, muy molesto, extremadamente molesto escuchar el llanto de un niño. Pero créanme que los papás nos esforzamos para calmar a los niños y no andamos por la vida buscando crear caos. Tengan paciencia y empatía con los papás que tratan de calmar a sus hijos.
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