Recuerdo cuando era niño y la primer consola de Nintendo salió el mercado allá por el año de 1985. Aunque era muy pequeño recuerdo que había mucha controversia entre los adultos, sobre todo entre los papás, por al contenido de los vídeojuegos y por el impacto de estos en los niños. Había de todo: papás muy restrictivos que pensaban que los efectos de los videojuegos serían muy severos; y había otros otros que permitían todo sin ninguna restricción. Había gente que decía que eran sumamente dañinos y otros que eran benéficos. Había blanco y negro y un sinfín de grises. Recuerdo también, que en la escuela no había niño que no conociera o supiera algo de los vídeojuegos. Todos podíamos jugar de una forma u otra. Los videojuegos se volvieron parte de nuestras vidas, tanto así que hasta cuando te mandaban por los tortillas podrías toparte con algún videojuego, como Street Fighter, por ejemplo.
Aunque Nintendo no era la primera empresa de videojuegos, fue la primera en consolidar una industria que se creía estaba condenada al fracaso. A partir de Nintendo se creo una industria tecnológica totalmente nueva.
Han pasado 30 años y muchas cosas han cambiado, revoluciones tecnológicas han ido y venido, pero la controversia respecto al uso de la tecnología por parte de los niños, sigue siendo la misma:
¿Afecta o beneficia a los niños pequeños el acceso a la tecnología ?
La televisión, los vídeojuegos, el internet, los teléfonos inteligentes, y las tablets, en específico las iPads, han generado un efecto parecido al que yo viví con la aparición de la primera consola de Nintendo.
Normalmente, la nueva tecnología suele estar acompañada de productos innovadores que crean industrias que eran inexistentes; las nuevas tecnologías tienen un alcance global, y usualmente su aplicación suele estar sujeta a controversia. Estos avances tecnológicos en su momento, y en la actualidad, han planteado varias preguntas entre ellas:
¿Cuánto tiempo debemos utilizar los dispositivos tecnológicos?
¿Qué efecto pueden causar en los niños?
¿Causan adicción?
¿Su uso es bueno o malo?
¿Cuáles son sus efectos adversos?
La realidad es que no creo que exista una respuesta clara y contundente del impacto y del uso de la tecnología en la vida de los niños. ¿Por qué creo eso? Porque todos somos diferentes, geneticamente somos diferentes y nuestra experiencia con el ambiente ha sido diferente también. Aunque todos pertenecemos a la misma especie, humana, existe una variabilidad en nuestra información genética que nos permite diferenciarnos entre nosotros. Desde lo visible, como el color del cabello, el color de los ojos, la estatura, la forma de la nariz; hasta lo no tan visible, como nuestros genes, nuestras proteínas, etc. Así como existen personas a los que un determinado medicamento no les funciona nada, habrá otras personas a los que el mismo medicamento en dosis pequeñísimas sea fatal. Aunado a nuestra genética, nuestro entorno genera una influencia enorme en nosotros. Y al final, la mezcla de la genética y el entorno jamás permitirá tener dos personas idénticas.
Por lo tanto las respuestas que buscamos y que tratamos de categorizar y queremos generalizar para toda la población , la realidad es que jamás se podrá hacer. Por ejemplo: cuando yo tenía 8 años jugaba regularmente con la primera consola de Nintendo y lo disfrutaba bastante; en cambio, mi hermano con 4 años de edad, y que desde que nació estuvo expuesto a los mismos vídeojuegos que yo, jugaba ocasionalmente, y prefería estar jugando con juguetes o haciendo cualquier otra cosa. En otras palabras yo de regalo de navidad pedía vídeojuegos y el pedía Tortugas Ninja. Aunque existen diferencias, genéticamente somos parecidos, crecimos en condiciones muy similares, y nuestros gustos son muy diferentes. Actualmente, mi hermano no estaría dispuesto a comprarse una consola y jamás se ha comprado un videojuego. Al contrario, cuando me fui a la universidad, él vendió todos mis juegos de Nintendo para sacar algo de dinero.
Por otra parte, una vez leí un artículo en el New York Times (dar click aquí) donde mencionaban que Steve Jobs, fundador de Apple, y otros empresarios relacionados con empresas de tecnología, llevaban una vida muy restringida y limitada con la tecnología para sus hijos. En lo personal creo que el señor Jobs era un genio en muchos aspectos y en otros era bastante tonto. Creer todo lo que esta persona decía es como creer que someterse a una dieta basada únicamente en manzanas es algo sano. No me malinterpreten, admiro su trabajo, su legado, y su contribución al mundo moderno, pero no coincido con todo lo que él decía. Pero esa es harina de otro costal. No sé, si la prohibición sea la respuesta. Es inminente que en el mundo moderno necesitamos, y en muchas ocasiones dependemos de la tecnología. No me imagino a los contadores haciendo su trabajo a papel y lápiz únicamente.
A lo que quiero llegar es que, actualmente, la mayoría de las personas en este planeta tienen acceso a cierto tipo de tecnología. En mi caso, mis hijos van a encontrar en la casa: consolas de vídeojuegos, teléfonos inteligentes, ipads, computadoras de escritorio y portátiles, televisiones, e Internet inalámbrico. En la actualidad, es común tener por lo menos dos de los objetos que mencione anteriormente. En zonas rurales de México, donde se percibe una pobreza, he visto casas construidas con materiales de baja calidad, pero con antenas de servicio de televisión privada. ¡O sea qué onda!
Para concluir, creo que es prácticamente imposible educar a mis hijos en un estilo alejado de la tecnología. Tampoco estoy diciendo que tendrá un estilo 100% tecnológico. Sé que a muchos personas de generaciones mayores, el acceso que tienen los niños de hoy en día a la tecnología es abrumador y quizás es demasiado.Y probablemente tengan razón, pero a lo largo de la historia siempre han ocurrido fenómenos similares, como en su momento fue la televisión, los videojuegos, las computadoras, etc.
Considero importante, que como papás, debemos estar monitoreando y regulando lo que nuestros hijos acceden o ven. Además, creo que la única manera de no navegar contra la corriente de bits es teniendo una constante comunicación con nuestros hijos. Platicar y estar muy al pendiente de lo información que les esta llegando y tratar de resolver cualquier duda que pueda surgir. De otra manera, es probable que pueda surgir mucha desinformación. Sí, habrá niños que se enganchen muy rápido con una iPad y habrá otros que les resulte aburridísimo estar sobando una pantalla.
Creo que al final, cada papá, evaluará en base a su experiencia y a la personalidad des sus hijos lo que ellos pueden tener o no. Quisiera pensar que el sentido común ayudaría muchísimo para cuantificar cuanto acceso deben tener a la tecnología los niños, pero me temo que esto no sucederá ya que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Para concluir, creo que es prácticamente imposible educar a mis hijos en un estilo alejado de la tecnología. Tampoco estoy diciendo que tendrá un estilo 100% tecnológico. Sé que a muchos personas de generaciones mayores, el acceso que tienen los niños de hoy en día a la tecnología es abrumador y quizás es demasiado.Y probablemente tengan razón, pero a lo largo de la historia siempre han ocurrido fenómenos similares, como en su momento fue la televisión, los videojuegos, las computadoras, etc.
Considero importante, que como papás, debemos estar monitoreando y regulando lo que nuestros hijos acceden o ven. Además, creo que la única manera de no navegar contra la corriente de bits es teniendo una constante comunicación con nuestros hijos. Platicar y estar muy al pendiente de lo información que les esta llegando y tratar de resolver cualquier duda que pueda surgir. De otra manera, es probable que pueda surgir mucha desinformación. Sí, habrá niños que se enganchen muy rápido con una iPad y habrá otros que les resulte aburridísimo estar sobando una pantalla.
Creo que al final, cada papá, evaluará en base a su experiencia y a la personalidad des sus hijos lo que ellos pueden tener o no. Quisiera pensar que el sentido común ayudaría muchísimo para cuantificar cuanto acceso deben tener a la tecnología los niños, pero me temo que esto no sucederá ya que el sentido común es el menos común de los sentidos.
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