Ayer mi hija cumplió 10 meses de vida. ¡Wow! todo un
logro... para los papás. A lo largo de estos diez meses hemos visto como ha cambiado
tanto física como mentalmente.
Me puse a ver las fotos y vídeos de mi hija de sus primeros tres meses y la noté tan
frágil y tan pequeñita que me dio mucha nostalgia. La realidad es que han pasado 10 meses y para
mi han parecido 10 semanas. Es impresionante como el tiempo es tan relativo.
Desde pequeña mi hija tenía su personalidad, su carácter, pero ahora, a
los 10 meses de edad me he quedado impresionado de como más que carácter ha adquirido "mañas" más complejas y como su capacidad de "leer" a las
personas ha aumentado enormemente.
¿A qué me refiero con "mañas" y con "leer" a las
personas"?
Después de meses de convivir con mi hija, ella ha aprendido a conseguir
muchas cosas a su modo. Antes le dábamos cualquier juguete y se entretenía
perfectamente. Ahora, si le pone un ojo a un objeto (normalmente teléfonos
celulares y controles remoto) se abalanza para agarrarlo
sin importarle nada. Si se me ocurre quitárselo o ponerlo en otro lugar. Lo primero que hace es observarme con cara de…
“no lo vuelvas a hacer”. Después se vuelve abalanzar y busca el objeto que
le fue arrebatado. Si se lo vuelvo a quitar y le digo que no. Lo que hace ahora
es, me observa y lanza un llanto (manipulador) haciéndome saber que está en desacuerdo.
Ahora, mi hija también ha aprendido a “leer" a las personas. Si le llamo
la atención o le digo que eso no lo debe de hacer, en cierto tono enérgico. Responde haciendo una cara de tristeza y de resignación que no cabe en el cuarto. Es tan definida su gesto que es
idéntica a todos los memes que hay en internet.
Si le llamamos la atención o regañamos a mi hija, esta se inconforma y nos lo
hace saber. Ella fácilmente, puede saber cuándo
estamos contentos y molestos con ella. Lo cual por cierto me alegra saber que lo pueda hacer ya que considero que es muy importante que todos los niños trabajen su
inteligencia emocional. En la mayoría de las escuelas no se los van a enseñar (hay excepciones), y por lo tanto en el único lugar en
donde lo van aprender es en casa. Hace poco leí en una nota en internet que una gran porcentaje
de los niños que sufrían mordeduras de perros era debido a que estos eran incapaces
de “leer” las emociones de los animales. Es decir, los niños se acercaban a acariciar
perros molestos dispuestos a atacar, obviamente los niños se llevaban una mordida.
Yo creo que una parte importante del desarrollo de un niño consiste en
que puedan desarrollar de la mejor manera posible sus habilidades emocionales. Normalmente
los papás no somos unos masters en este tema, pero afortunadamente las mamás
sí. Aun así, creo que es un deber de los papás el aprender a leer mejor las emociones
y dirigir de la mejor manera la conducta de los hijos. No digo que sea tarea
fácil. Sé que hay miles de técnicas modernas, libros de autoayuda, hasta
congresos y talleres que te enseñan a “educar a tus hijos”. ¡Qué ironía! Me
parece absurdo que se tenga que pagar a alguien para que te enseñe a educar a
tus hijos. Entiendo que existen casos que necesiten más atención que otros, y probablemente
la ayuda es más de tipo psicológico. Descartando esos casos, la niños deben ser educados emocionalmente en casa.
Me resulta muy complicado que sea normal que niños menores de tres años asistan al psicólogo
para resolver asuntos que los papás no pueden solucionar. Con todo el respeto a
los psicólogos,que hacen su trabajo tan dignamente, ¿no les parece irreal que
niños tan pequeños necesiten ayuda profesional? ¿Qué está pasando en los
hogares para qué tengan que recurrir a un psicólogo? ¿Qué se está haciendo mal?
Cristiano la aprueba |
Entiendo que los niños de ahora no son los mismos de hace 20-30 años. Entiendo que
ahora los niños tienen acceso a mucha más información, que debaten, refutan y
casi casi establecen teorías y teormas. Pero vamos, si les revisamos el
calzón/pañal a estos niños modernos, siguen teniendo la misma popó que teníamos
nosotros.
¡Gracias! ¡Gracias!
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